miércoles, 24 de julio de 2013

¿Por qué nos oxidamos?


Cuando somos jóvenes tenemos un motor que funciona muy bien y se calienta poco, es decir, pierde poco oxígeno en forma de radicales libres, y además tenemos muchas sustancias antioxidantes. Cuando vamos siendo mayores, el motor funciona peor, produce más radicales libres, y nosotros tenemos menos sustancias antioxidantes”.
El resultado es que las células se van deteriorando y con ellas todo el organismo, lo que se manifiesta interna y también externamente.
Aquí citamos algunos factores que condicionan la aparición acelerada de radicales libres en nuestro cuerpo:

    -Exposición a la contaminación ambiental (aire, suelo y agua).
   - Fumadores activos y pasivos.
    -Mala alimentación (escasa en nutrimentos).
    -Ejercicio en exceso o falta del mismo.
    -Estrés físico y desequilibrio emocional.
    -Exposición prolongada a los rayos ultravioleta (luz solar, camas de bronceado, etc.)
    -Radiaciones electromagnéticas de aparatos electrónicos.
    -Diversas enfermedades.
   - Consumo de medicamentos.


Cada vez se admite de manera más generalizada el vínculo existente entre esos procesos de deterioro y las enfermedades relacionadas con el envejecimiento. 
Para hacer frente a dichos procesos, las células elaboran sustancias enzimáticas antioxidantes que actúan como catalizadores biológicos gracias sobre todo a los oligoelementos que contienen y que degradan, neutralizan y desintoxican los radicales libres. 



Pero con el paso de los años, el sedentarismo, el estrés y fundamentalmente una mala alimentación, produce un debilitamiento prácticamente inevitable de las enzimas antioxidantes, y todos los tejidos del organismo tienden a oxidarse.


Los cuatro pilares encargados de sostener el equilibrio del complejo mecanismo que es nuestro cuerpo son:
 

Nutrición. No excesiva y lo más rica posible en antioxidantes: frutas, verduras, cereales, menos carne, menos grasa, aceite de oliva…
 

Actividad física. Se lleva una vida demasiado sedentaria, e incorporar la actividad física moderada a nuestra rutina es absolutamente necesario. Y atención a la palabra moderada, porque el exceso de ejercicio provoca oxidación, y la oxidación, envejecimiento. 
Joaquín Figueroa, especialista en ciencias de la actividad física y el deporte, afirma que “es necesario reeducar a la gente; existen unas premisas de actividad física generales y otras específicas para cada persona, pero es importante saber cómo se encuentra uno para conocer el tipo de ejercicio más adecuado a cada situación”.
 

Cambiar los hábitos. Intentar dejar de fumar, beber con moderación (el alcohol en exceso es malo; pero, por ejemplo, una o dos copas de vino tinto al día son buenas porque el vino lleva un flavonoide que es antioxidante), y, muy importante, dormir bien.
 

Sueño reparador. No se trata de la cantidad de horas, sino de la calidad y también de cuando se duerme. Existen estudios antiguos que demuestran que el momento del sueño es importante porque hay determinados factores que se producen durante las primeras horas. Las personas que sistemáticamente tienen descontrol en el sueño, ya no disfrutan de los mismos beneficios aunque duerman después la misma cantidad de tiempo”.

Una buena actitud ante la vida.
Optimismo, motivación, tener ganas de vivir… Si hay estrés, angustia, depresión, etcétera, el sistema nervioso manda una información distinta a las células inmunológicas y se deterioran.


con información de www.alimentacion-sana.org

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